...No se a que es debido, si a una maldición, un reflejo de defensa propio o simplemente que soy muy cabrón, pero me suele pasar que en situaciones dramáticas o sensibleras donde lo normal es llorar o al menos estar algo compungido, a mi me da por ver lo cómico al asunto y mira que intento evitarlo, no sabéis lo mal que lo paso, pero no puedo esquivar mi deseo de imaginar escenas ridículas.
Por poneros un ejemplo, no puedo evitar reírme cuando alguien tiene una caída, mientras más aparatosa más graciosa, y si pone caras el accidentado o sale al vuelo la melena de una manera violenta ya ni os cuento. Para nada me alegro del daño que se ha podido hacer esa persona, voy más allá que eso, es recordar en mi mente en cámara lenta lo sucedido.
Nos pedíamos por favor entre nosotros que no nos hiciéramos reír cuando íbamos a hacer algo serio a sabiendas de la que se podía formar, pero la sola petición desencadenaba la situación bucle de las risas y miradas traviesas, hasta tal punto de tener que haber salido corriendo de algún sitio por que alguien pensó que nos reíamos de él, nada más lejos.
Bien, ahora ya no me veo apenas por circunstancias de la vida con estos dos hermanos grandes del humor cabrón, pero dejaron en mi la secuela de la, ya llamada, "risa del ascensor", si esa que me da en circunstancias cotidianas donde reírse es un suicidio social a riesgo de que te tomen por loco o irrespetuoso.
Esa risa o sonrisa que apenas me deja articular palabra cuando me pasa es una maldición que particularmente arrastro y que ya con la edad voy controlando mejor, pero es que es montarme en un ascensor con un desconocido y mi cerebro empieza a elucubrar diversas situaciones cómicas y ridículas que jamás podrían pasar pero que son fáciles de imaginar como por ejemplo si el que comparte ascensor es muy serio y a lo mejor calvo...imagino que le pego fuerte con la mano abierta en la calva, o que al estar detrás tengo la calva tan cerca que le doy un lametazo y justo en ese momento suelen decir algo tonto tipo ...pues parece que va a llover hoy...y yo no puedo ni contestar porque enseguida me viene o la carcajada o la risa tonta.
Cuando trabajaba en el comercio de cara al público esta irregularidad mía que hasta ahora a algunos os ha podido parecer graciosa e inocente me llegaba a atormentar hasta el punto de tener que contar a ese cliente un chiste o una anécdota inventada de algo gracioso para poder disimular la risa que me daba imaginarlo haciendo algo ridículo, es el precio de tener mucha imaginación supongo y nada sana, vamos que si me diera por inventar aplicaciones novedosas para los smartphones sería rico pero no, imagino gags de humor constantemente con situaciones aburridas para cualquier mente menos para la mía...y si ya de por si la situación es pintoresca, la risa y los ojos inyectados en control de la carcajada se torna una invitación para cualquiera que me vea a reírse conmigo...si señores y señoras...mi risa del ascensor es súper contagiosa,y mis compañeros de trabajo también lo pasaban mal cuando se desenvainaba mi sentido del humor cabrón.
Hubo varias anécdotas, pero recuerdo una que fue brutal, se trató de una mujer que llevaba, dentro de la zapatería donde yo trabajaba, un carro de bebé, hasta ahí todo normal, pero de repente vi algo, un reflejo de que el bebé saltó ágilmente del carro de un brinco mientras su madre no daba mayor importancia...era un niño enano..., a ver digamos que tendría unos seis años pero el tamaño y proporción de un bebé de unos ocho meses. para nada me río del defecto físico del pobre niño, los que me conocen saben que soy incapaz, pero sí de la situación...joder parecía una prueba de cámara oculta, quien podía resistirse a esa situación, mi imaginación volaba por momentos, imaginaros a alguien que se acerque a ver al bebé al carrito y el niño le diga con la mirada muy viva ¿hola que pasa?...cuando menos te llevas un susto del carajo. En fin, fue pasarme eso y la madre casualmente dirigirse hacia mi para que le atendiera...ni puta idea del mal rato a la par que bueno que pasé...me dio un ataque total y descontrolado de risa y me tiré debajo del mostrador, mi encargado que estaba allí vio lo sucedido y me echo un cable atendiendo el mismo a la mujer que no daba crédito de mi comportamiento, y en cuanto el vio al niño apenas tampoco podía contenerse, mientras yo le agarraba la pierna tirado en el mostrador mordiéndole para que no se me escuchara la risa...madre mía se que en este momento muchos de ustedes pensareis que soy un impresentable a la par que cabrón pero es...que tenéis razón...y lo peor que ahora al recordarlo me sigo riendo jajaja.
Una de las Risas tontas más comprometidas fué la que se dió al casarme cuando la teniente alcalde de Alcalá de Guadaíra decía algunas palabras a modo de votos de matriminio...jajajaja todavía debe de andar mosqueada...y la gente de alrededor partida, todo empezó con un temblor de mi labio superior y una cara compungida al pensar que en mi propia boda no me podía pasar esto...pero me pasó jajajajajajaj
Como esta anécdota me han pasado cientos y es una auténtica maldición así que si alguna vez en un funeral de algún familiar vuestro, o cuando me contéis algo duro o dramático o simplemente penoso para ustedes y me veáis alejarme no tomároslo a mal es sólo que no puedo controlar a mi imaginación cabrona....jajaja, recuerdo muchas anécdotas más pero me las guardo no vaya a ser que me creáis más loco de lo que ya parezco...un saludo futuras víctimas de mi particular sentido del humor y recordar que no es algo personal sólo me parecéis graciosos jajaja...
No hay comentarios:
Publicar un comentario