martes, 9 de octubre de 2012

El mango, la fruta más dura de todas





               Buenas noches, hoy os hablaré de otra aventura que emprendí de una manera muy casual y que no me dio más que horas de risas, también sufrimiento, y poco más, eso si de dinero cero cartón.

               Os hablaré de mi experiencia como broker en el mundo de la fruta, en palabras que todos entendamos mi experiencia como intermediario en el mundo de las exportaciones e importaciones de fruta.

               Todo empezó una noche no muy distinta a esta cuando jugaba una partida de ajedrez online y me tocó jugar con un tal Tomás Rumiche, el buen hombre se dedicaba a ser corredor de frutas tropicales, y bueno cuando mientras ganamos el uno al otro, y el otro al uno íbamos comentando en el chat paralelo que te da la página como iba la vida, a que nos dedicábamos cada uno, y por ahí vino el hilo para que me propusiera que fuese su contacto en España para vender aquí su fruta, por aquel entonces yo estaba inmerso en las importaciones de la empresa para la que trabajo de pescados y mariscos y estaba suelto con aduanas, impuestos, transportes, etc...



               Bien empecé a buscar, sin tener mucha idea de este sector, clientes potenciales relacionados de alguna manera con mi mundo, mercasevilla, también toqué internet buscando principales importadores de fruta tropical, etc... el caso es que la búsqueda se germinó en dos clientes potenciales con los que las conversaciones iban bien, uno sevillano y otro importador malagueño, este último más acostumbrado a la fruta tropical ya que tenía en Málaga una empresa dedicada al cultivo del mango y el aguacate nacional (costa tropical) y cuando no tenía producción la importaba de diferentes países tropicales como Brasil, Perú, Chile y la verdad traía mucho volumen a España, era el perfecto importador para esto.

              Tras largas conversaciones con este importador concretamos una cita en su empresa para poder hablar largo y tendido sobre el negocio que me traía entre manos y aquí empieza la anécdota propiamente dicha jeje.



              Él día que me disponía a viajar desde Sevilla a Málaga, concretamente un pueblo muy conocido de esta ciudad Vélez, no sabía muy bien cómo iba a defender a la empresa de este amigo peruano sin apenas conocer el sector y lo peor no haber probado en mi vida ni un mango ni un aguacate, habíamos hablado largo y tendido de las diferentes variedades, las temporadas de cada fruta, etc, pero para mí no era suficiente que duda cabe.

             Elegí ropa clásica pero informal, típico pantalón chino con cinturón a juego, camisa blanca sin adornos y mi dossier muy bien preparado, donde venía un plan de exportaciones posibles y los volúmenes que se podrían exportar desde Perú, algunas fotos del proceso, referencias de la empresa exportadora (donde no entraba contarles pos supuesto que los conocí jugando al ajedrez online); bien estaba preparado ahora había que echarle arrojo y mucha amabilidad. Ese día mi padre casualmente descansaba y le pedí que me acompañara para tener conversación durante el viaje a la par que apoyo y consejo. Allá que íbamos los dos Álvarez a la aventura, mi padre no daba nada de crédito a toda esta locura al igual que mi mujer y todo mi entorno, bromeaban continuamente sobre ello esos meses, y creo que mi padre vino un poco a ver como me estrellaba jaja.

            Tras perdernos en Málaga por coger mal un desvío y liar lo más grande para volver a encontrar el camino dirección Almería (Vélez es uno de los últimos pueblos de Málaga dirección Almería) llegamos al destino, mi padre pensó que no era buena idea acompañarme a esta locura mía, decía que era poco serio para un hombre de negocios ir acompañado de su papi jeje, así que lo dejé en una cafetería del centro de Vélez y me dispuse a ir a la empresa.

            Llegué allí algo nervioso como cuando vas a hacer un exámen dificil y sabes que no vas bien preparado, la señorita del mostrador me atendió muy amable y diligente para la cantidad de gente que esperaba sentada, pregunté por el señor Gutiérrez y tras una llamada telefónica desde recepción me confirmaron la cita y me rogaron que esperara un poco por que la agenda se le había complicado, a todo esto pensé, "lo que hace falta es que me anule la cita después de conducir 300 Km desde Sevilla", bueno me lo tomé con calma y como todos a mi alrededor parecían hacer algo importante y productivo mientras esperaban pacientemente, decidí abrir mi dossier para ojearlo y puse cara de interesante, como cuando falta algún dato y doy con él jaja  asentía comprendiendo lo que leía y hacía como el que me llamaban...no me preguntéis por qué, me salió así y punto me sentí más profesional quizás que se yo.

            Una hora aproximadamente después de hablar con la señorita de recepción salió el señor Gutiérrez de su oficina acompañando a su última reunión hasta la puerta y de todos los que estábamos allí sentados le llamé la atención y se dirigió hacia mí diciendo:



            - ¿Señor Álvarez supongo?
            * Si buenas tardes hemos hablado por teléfono creo jeje (¿hemos hablado por teléfono? como si el hacerme 300 Km hubiese sido por casualidad, las primeras imprecisiones por los "putos" nervios empezaban a aparecer).
            - Si claro espero haya tenido un buen viaje, le ruego un último favor antes de reunirnos, tengo que atender unos asuntos que no tienen demora y me va a llevar una media hora tres cuartos...¿qué le parece si le presento a mi mano derecha en importaciones el ingeniero Armando que es nativo del Perú para que se vayan conociendo y de paso le enseñe nuestra planta de producción?. Estoy interesado en su opinión acerca de nuestro mango español así como de nuestro aguacate, ya que buscamos importar lo más parecido a nuestros productos para que el cliente final no se resienta.
            - Si, claro no hay problema así me familiarizo con vuestro producto de paso (Pensé inmediatamente en mi padre, en cuantos cafés tendría que tomarse o cuantos paseos debería de dar para paliar el aburrimiento de tanto tiempo de espera).

              Tras esa breve conversación me di cuenta del lio en que me había metido, ya que me atendía como un experimentado conocedor de la fruta tropical que venía a orientarle en no se que coño de los productos transgénicos del Perú jajaja.

              Armando que así se llamaba la mano derecha del señor Gutiérrez me indicó muy amablemente que le acompañara a la visita guiada pero préviamente me introdujo en una especie de vestuarios del personal donde me dio a probar un par de batas blancas que tenían allí para las visitas, mi escasa seguridad dependía en gran parte de mi indumentaria sobria y elegante que en un segundo pasó a convertirse en un esperpento, una bata era enorme me colgaban los puños y la otra pequeña, sonreí como haciendo entender en un ejercicio penoso de mimo que no me iban, le debí contagiar porque el mismo Armando me respondió igualmente con gestos como si fuésemos mudos para que me pusiera una de ellas, sonreí y me decidí por la pequeña con la idea de dejarla abierta al menos... pero en un, ya cargante, nuevo movimiento de mimo me dijo que me abrochara con una sonrisa de oreja a oreja, en esa época pesaría unos 104 Kg y de verdad que el resultado era ridículo los botones a punto de estallar la barriga señalada y los hombros, como si me hubiesen puesto el uniforme de comando G o la chamarra de los locomía, terminados en pico, una imagen muy setentona diría yo. Bueno pues ya estamos le dije a Armando, y él me señaló de nuevo  con el dedito y una sonrisa que ya empezaba a tornarse burlona una especie de gorrita con el logo de la empresa en la frente, dije por ahí no paso amigo, pero insistió explicándome que eran normas sanitarias de obligado cumplimiento para la visita...vale si la batita blanca me quedaba mal no os cuento la gorra, pequeña para mi gran cabezón (herencia de mi abuela paz descanse, mi madre tardaba tres cuartos de hora en hacerle la permanente a la pobre) el resultado era una mezcla entre el chavo del ocho y don pimpón, uniforme que si alguna vez me atreviese a contar en público como monólogo esta anécdota sería un buen comienzo creerme, tendría el 90 % del público riéndose antes de soltar palabra.

             Ataviado como un americano loco, parecía yo más peruano que Armando nos adentramos en las instalaciones por una plataforma que daba a una zona donde había mucha gente en la maquinaria envasadora en la típica cadena de montaje, hizo sonar ese hombre una especie de sirena y les llamó al orden, una vez pararon máquinas y estaban todos mirando hacia nosotros procedió a presentarme:



             - ¡Compañeros!, os presento a nuestro nuevo socio y proveedor del Perú Fran Álvarez, le estoy enseñando la forma en que nosotros trabajamos para que vea nuestro producto desde que lo recolectamos hasta que sale listo para su venta, la idea es la de darnos consejos y apreciaciones para encontrar la mejor fórmula para traer el mango y el aguacate originario del Perú en épocas donde nuestra producción esté parada o baje considerablemente. Tratarlo como un experto que es del sector y no duden en responder cualquier inquietud que tenga sobre nuestros procesos, así como ofrecerle vuestras dudas más íntimas acerca de vuestro trabajo.

             * Hola buenos días, antes de nada encantado de conoceros a todos, no quiero molestaros en vuestro desempeño intentaré hacer el menor ruido posible, gracias a todos (en ese justo momento me temblaron las piernas, no sabía salir de ese embrollo que aunque accidental y nada provocado por algún alarde mío seguía pareciendo en todo momento que les mentí adrede vete tú a saber el por qué).

            Bajamos las escaleras e inmediátamente el capataz, o responsable de la recogida vino a saludarme y a acompañarme de paso él también, diciéndome..."qué bueno poder compartir conocimientos de la fruta tropical con usted espero que el producto nuestro sea de su agrado", parecía una cámara oculta, creí que entre el atuendo que me impusieron, mas esa presentación, más tantas atenciones era una forma cachonda de animar a sus trabajadores.

            Este capataz empezó a hablarme técnicamente del cultivo trasgénico que ellos llevaban a cabo, yo decidí que mi mejor baza era el silencio y poner cara de interesante en todo lo que me decían, así que empecé bien la fórmula de ministro cuando le enseñan una central eléctrica y asiente a cada cosa que le dicen parecía funcionar, pero empezaron a llegar las preguntas directas:





          - ¿ Y cómo hacen ustedes para cultivar modalidad mango  Kent en suelo tan seco?
          * No no, se confunde usted, Perú es temperatura tropical, es muy húmedo en el norte donde producimos nuestro mango variedad Kent, además concretamente esta variedad es muy agradecida con las temperaturas (vete tú a saber qué quise decir con eso, pero el hombre asintió maravillado con mi conocimiento, y fue lo peor, es cómo si ganas una línea en un bingo, te conviertes en ludópata de por vida, y me fui viniendo arriba).
          - Entonces, ¿ustedes también cultivan transgénicos?
          * Sí, claro más por la infraestructura más humilde de la que disponemos en comparación con la vuestra, nuestros cultivos son naturales y tradicionales en la mayoría de nuestras plantaciones asociadas ( claro yo entendí por transgénicos, biológicos, sin pesticidas ni abonos artificiales, aún lo sigo pensando y no me he parado un segundo en averiguar el significado de esa palabra).

          El capataz sin embargo se quedó parado, miró a Armando y con una cara un tanto intrigante, decidió no hacer más preguntas por el momento, me llevaron a una sala donde vi una mesa con mantel y varios plato de fruta, esa sería la primera vez que iba a probar un mango y un aguacate en mi vida, pero para entonces yo ya caminaba por el agua, me permitía bromas entre los trabajadores y caminaba con estilo hacia mi matadero-sala de degustación:

          - Pruebe usted nuestro mango señor a ver que le parece.


        
          Ni corto ni perezoso cogí un mango completo y le inqué el diente, no puedo explicar la sensación de dolor, primero noté un chasquido de la paleta derecha superior y luego noté cómo bajaban sendas paletas arañando tan sólo la superficie de la fruta (imaginaros siempre la escena con una bata que me apretaba por los cuatro costados, la gorra a medio encajar con gran visera y una cara de gilipollas ya por aquel momento importante).



           - ¿PERO QUE HACE USTED? (dijo Armando preocupado y bastante violento), tenemos aquí mismo la fruta ya cortada preparada para su degustación hombre, solamente le presentábamos la fruta en su esplendor, luego a medio cortar para que vea usted el hueso que da nuestro mango y a continuación los gajos de mango ya cortados para comer.



           En ese momento, cualquier cosa que dijera frente a unos seis-siete trabajadores que rondaban por allí, más el capataz y Armando parecía de locos, pero me intenté sobreponer ante semejante cagada con un:

          * Tranquilo Armando solamente probaba la textura de la piel, para ver las diferencias con nuestro producto, además quería comprobar que no le hayáis untado algún tipo de cera para que brillara más. ( y lo solté, así de fresco en un tono incluso condescendiente, tenía que salvar los muebles como sea y mi prioridad más inmediata era salir de allí y sentarme en una mesa de reuniones urgentemente).

            Ellos no quedaron muy conformes las miradas entre el capataz y Armando aguantándose la risa eran continuas y yo me hacía el sueco o el peruano mejor dicho mirando interesado como envasaban los mangos una máquina que sonaba como un trueno y que yo quería que ese sonido apagara mis pensamientos de vergüenza más aguerridos, ya me sentí totalmente Mario Moreno "CANTINFLAS".

            Y llegó el momento de la reunión con el señor Gutiérrez. Me vio subiendo a las oficinas aún ataviado como un rapero de pueblo, y se carcajeo diciendo:

            -Pero Armando hombre haberme pedido una bata de su tamaño y otra gorrita hombre de dios, que parece este hombre que va a estallar. (entonces vi cómo Armando se sonreía maléficamente y que mi indumentaria no era por casualidad).

           Tras sentarnos en una sala de reuniones con la cúpula de la empresa al completo más el bueno de Armando en una mesa enorme  y todos de un lado y yo del otro, la primera pregunta fue:



           -¿Lleva usted mucho tiempo metido en este sector señor Álvarez? (mirada fija, era un hombre que se había hecho a si mismo, seguro, con acento de su pueblo pero nada avergonzado por usarlo exageradamente).


           * Pues con este van dos meses aproximados señor Gutiérrez (dije yo habiendo pasado la mayor de las vergüenzas en la visita guiada y estando dispuesto a remontar y ganar algo de crédito)...continué...
            Yo me dedico a llevar la contabilidad y administración de una empresa dedicada a la hostelería, así como al comercio de pescados y mariscos en Sevilla y un buen día jugando al ajedrez online con un buen amigo peruano decidí meterme en este mundo de la fruta tropical, parte por favor y parte por curiosidad.

            La gente se quedó callada mirándome fija con cara de no entender nada, había dos o tres personas en la reunión que apenas prestaban atención hasta que dije lo que dije y entonces el señor Gutiérrez se levantó de la silla y mirándome fijo me dijo:



            - ¡¡¡ERES EL TÍO CON MÁS HUEVOS QUE CONOZCO!!! (soltando al mismo tiempo una sonora carcajada jajajajajaj), pero bueno (entre cortado con la risa y algo colorado) ¿pero entonces como pretendes venderme a mi tu mango?
            *¿ Mango que mango?, si yo lo que vengo es a soltar un currículum jajajajjajaja, ya riéndome yo también como un loco y entrando en la broma, el tío no se lo creía meados los dos de la risa y los demás miraban quitándose las lágrimas con un pañuelo como diciendo será un número que nos tiene preparado el señor Gutiérrez.



             A esto Armando que se hace valiente y empieza a contar entre risas lo sucedido en la planta empacadora...los asistentes no se lo creían jajajaja.

            - Jefe le ha pegado un bocado a un mango recién cortado jajajajja, ( Gutiérrez no daba crédito a lo sucedido y se agarraba la barriga de dolor mientras se reía ), mire mire enseñándole el mango con mi dentellada dada, lo traía en su bata escondido desde el principio.



           Yo me quería morir de la risa en ese momento ya todo valía, nada de formalidades, cogí el mango y le pegué otra dentellada al otro dorso jajajaj el estado de la risa era tal que cuando entró una camarera para preguntarnos qué íbamos a tomar nadie era capaz de articular palabra sólo reíamos imitándome mientras se pasaban el mango todo babeado de mano en mano, la camarera flipaba yo me senté a respirar la risa suspirando incluso pero cada vez que subía la mirada allí estaban todos meados de la risa esperando calmarse jajajaja.




           Bueno, no terminé de convencer al señor Gutiérrez de que nos convirtiéramos en su proveedor de mango del Perú pero no sabéis bien el rato que echamos, lo mejor fue cuando a Tomás Rumiche, mi socio en esta loca aventura de exportar mango, le tuve que contar lo sucedido jajja. No me he olvidado de mi padre, tras casi cinco horas de espera, visita a la planta, reunión y despedida el hombre estaba ya asustado y cuando lo llamé lo alivié, lo recogí y nos vinimos de vuelta para Sevilla, eso si le compensé sus largas cinco horas de aburrimiento en el viaje de vuelta contándole lo sucedido...

           En general, logré traer veintidós toneladas de mango desde el puerto de Páita (Perú), hasta el puerto de Algeciras (España) con un sinfín de problemas, de los cuales no vi ni un sólo céntimo, pero no me arrepiento absolutamente de nada, fue a grandes rasgos una experiencia enriquecedora  a la par que divertida y estresante que algún día por que no igual lo retomo.

          Con esta anécdota espero haberos divertido la mitad de lo que yo me divertí viviéndola, y que por unos segundos hayáis olvidado la cantidad de noticias que vienen de los medios catastrofístas que no nos dejan ni respirar...me despido de ustedes hasta otra ocurrencia buenas noches.



           



No hay comentarios:

Publicar un comentario